viernes, 16 de marzo de 2012

IV SEMANA CUARESMA - LOS DEMÁS NECESITAN DE TI

LOS DEMÁS NECESITAN DE TI

La vida está llena de posibilidades, tú estás lleno de posibilidades.

Tu vida crece cuando te entregas a los demás por amor, cuando eres capaz de compartir lo que eres y lo que tienes de manera libre y gratuita.

Los demás necesitan de ti:

Desgraciadamente el mundo está lleno de injusticias que hacen que los más pobres vivan en situación de miseria. Ellos no son la causa del problema, sino quienes sufren las consecuencias de una riqueza mal repartida, de unos gobiernos basados en la economía capitalista, de una economía fundamentada en el enriquecimiento de unos pocos.

Podemos pensar que nuestros pequeños gestos solidarios quizá no cambien el rumbo del mundo, pero sí que pueden mostrar que es posible vivir de otra manera más justa y más humana, y si somos muchos pensando y actuando lo mismo, otro mundo es posible.

Ante los problemas de la vida no esperes que sean otros quienes pongan solución. No colaborar, aunque sea con nuestra pequeña aportación, ante una necesidad es una justificación para tapar nuestro egoísmo, nuestra comodidad o nuestro miedo.

Aunque tú solo no puedas solucionar las cosas, seguro que si te pones manos a la obra con ilusión y convencimiento, otros te seguirán y se unirán a ti.

Contemplo:

CORTO: Lead India - The Tree

Reflexiono

Comentar la escena que se ha visto: la reacción de la gente ante el árbol caído, la iniciativa del niño, el cambio de actitud de la gente…

¿Qué acostumbro a hacer cuando me encuentro ante una dificultad que me parece insuperable?

¿Qué dificultades tengo en este momento? ¿Puedo solucionarlas yo solo/a? ¿Quién me podría ayudar?

¿Qué problemas hay en el mundo? ¿Quién debería solucionarlos? ¿Yo/nosotros podemos hacer algo para solucionarlo?

Concretar algún compromiso: ¿Con quién puedo ser solidario? ¿En qué? ¿Cómo?

En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del mar de Galilea, el de Tiberíades, y mucha gente le seguía porque veían las señales que realizaba en los enfermos. Subió Jesús al monte y se sentó allí en compañía de sus discípulos. Al levantar Jesús los ojos y ver que venía hacia él mucha gente, dice a Felipe: «¿Dónde vamos a comprar panes para que coman éstos?» Se lo decía para probarle, porque él sabía lo que iba a hacer. Felipe le contestó: «Doscientos denarios de pan no bastan para que cada uno tome un poco». Le dice uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro: «Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?» Dijo Jesús: «Haced que se recueste la gente». Había en el lugar mucha hierba. Se recostaron, pues, los hombres en número de unos cinco mil. Tomó entonces Jesús los panes y, después de dar gracias, los repartió entre los que estaban recostados y lo mismo los peces, todo lo que quisieron. Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: «Recoged los trozos sobrantes para que nada se pierda». Los recogieron, pues, y llenaron doce canastos con los trozos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido. Al ver la gente la señal que había realizado, decía: «Este es verdaderamente el profeta que iba a venir al mundo». Dándose cuenta Jesús de que intentaban venir a tomarle por la fuerza para hacerle rey, huyó de nuevo al monte Él solo. (Juan 6, 1-15) Cuando uno comparte lo que tiene, se multiplica. ¿Qué puedes ofrecer de ti mismo a los demás?