martes, 12 de noviembre de 2019



UNA JORNADA MEDIEVAL

Hace unos días, los alumnos de 3º de ESO de Salesianas y Salesianos de Zaragoza disfrutamos de una clase de Literatura e Historia  al aire libre, en plena naturaleza, lejos de nuestras aulas, de nuestros  pupitres, de nuestros libros, de nuestros cuadernos… Una clase interesante, divertida y sobre todo, diferente.
 
3º A ESO

3º B ESO
Durante un par de horas, recorrimos la parte amurallada de Daroca, donde todavía se respira el pasado medieval de esta localidad aragonesa en la que  convivieron de forma pacífica las culturas cristiana, árabe y judía.

Desde la judería, iniciamos el ascenso, pues casi todo el trayecto fue cuesta arriba,y fuimos parando en distintos lugares para realizar las actividades que habíamos preparado; todas ellas relacionadas con la Edad Media. Convertidos en juglares, actores y cronistas, recitamos fragmentos de El Cantar de Mío Cid y la Chanson de Roland, escenificamos la Leyenda de la morica encantada y contamos historias sobre el arte, las armas y la gastronomía propias del  Medievo. También nos hablaron del los cinco pilares del Islam que todo buen  musulmán debe cumplir… Pero lo más sorprendente fue la interpretación de un rap que nos brindaron dos de nuestros compañeros. Como si de una batalla verbal se tratara, cada uno de ellos defendió la escuela a la que pertenecía: Uno al mester de juglaría;  el otro al mester de clerecía. Los aplausos que se oyeron al terminar la actuación demostraron la satisfacción de un público muy especial.
Poco a poco, y sin dejar de subir,  llegamos a una explanada en la que  todos participamos en un torneo de juegos y bailamos una danza medieval. Fue muy divertido y nos lo  pasamos genial.  
              
                                                                                  
Las explicaciones de los  profesores nos ayudaron a descubrir la huella que dejaron los cristianos, los judíos y  los musulmanes  en estas tierras; una huella que todavía perdura.
Resultó una jornada magnífica que nos permitió hacer todo lo que teníamos programando. ¡Qué suerte!
Una aventura inolvidable en la que además pudimos conocer a nuevos compañeros.
Indudablemente… Para repetir.
             

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