El pasado viernes 4 nos encontramos con dos voluntarios de la asociación Alcohólicos Anónimos. En esta ocasión, como en otras veces que han pasado por el colegio, dos personas desnudaron su alma, contándonos lo bajo que se puede caer con el alcohol. Siempre que alguien se muestra sin tapujos, sin filtros y nos cuenta sus peores momentos impresiona. No estamos acostumbrados a que alguien relate cómo en esta vida todos podemos encontrarnos al borde del precipicio y mucho menos por el alcohol, una droga que socialmente está bien vista pero que como todas, puede acabar arrastrándonos a la perdición. Una droga sí, porque también es una droga que destruye personas, familias y entornos, que mueve cimientos y raíces de vidas que parecían encaminadas para acabar destruyéndolas y terminar escorados socialmente, porque la verdad es que cuando se acaba siendo alcohólico nadie quiere estar a tu lado.
No se trata de criminalizar la bebida, sino de saber que por mucho que pensemos que podemos controlarla, lo cierto es que siempre puede acabar controlándonos. En la charla dos personas nos abrieron su alma para mostrarnos como fueron arrastradas por la bebida. Nos hablaron de su transformaron hasta llegar a ser una sombra de lo que eran. Pero también fue una historia de superación, de cómo fueron levantándose con ayuda, de lo importante que es tener una mano sincera en la que apoyarse y lo importante que es dejarse ayudar. Nos hablaron de la humildad, de la importancia de quererse para poder querer y en definitiva, cómo en un mundo lleno de instagrams en el que parece que lo único importante es "el postureo" y "mostrarse guay" para llenar las redes sociales de la versión que creemos más puede gustar, lo importante es gustarse, que la mejor versión de nosotros no es la acompañada de alcohol sino simplemente de nosotros mismos . Una reflexión que nos puede guiar en estos Pilares en los que tantos jóvenes presumen de beber, como si eso fuera un mérito, para acabar perdiendo el sentido común, el menos común de los sentidos.
Gracias por mostraros como sois, como fuisteis y cómo a veces, por intentar gustar, podemos acabar sin reconocernos, sin saber quien es ese otro que se asoma al otro lado del espejo. Gracias por vuestra labor Alcohólicos anónimos, gracias por contarnos cuestras experiencias y quizá con ello ayudar a evitar futuras pesadillas de espejos rotos. Gracias por vuestra honestidad y valentía al mostrarnos historias tan duras y por haberos alejado del precipicio para poder contárnoslas. Gracias por venir.
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