Y, casi sin darnos cuenta, llegó el sábado. El fin de semana es muy diferente a la rutina entresemana.
No hay clases. El sábado hay una excursión durante todo el día y el domingo es día libre para pasar con las familias o los compañeros.
El sábado estaba programado hacer surf en una ciudad al suroeste de Inglaterra llamado Newquay, muy famosa entre los surferos. El día en Torquay salió muy bueno pero conforme nos ibamos acercando a Newquay con el autobús, iba empeorando. Total, que cuando llegamos allí, tras dos horas en el bus, nos encontramos con una niebla que impedía incluso ver el mar. Y calor, tampoco hacía mucho.
Sólo unas cuantas valientes se atrevieron con el surf. Recibieron una mini-clase teórica ( observad las caras de concentración, que ya las querría yo en mis clases ) y se metieron y salieron varias veces al agua hasta que por fin intentaron ponerse de pie sobre la tabla, siendo en todo momento supervisadas por los monitores de surf. Disfrutaron muchísimo sobre las olas y salieron del mar con un auténtico subidón de adrenalina. A continuación comimos y dimos un paseo al lado de la playa. Para entonces, ya había desaparecido la niebla y lucía el sol.
No hay comentarios:
Publicar un comentario